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En busca del ‘bos taurus primigenius’



Antonio Domínguez junto a algunos ejemplares de sus vacas sayaguesas en Villar del Buey, en Zamora.. foto:J.L. Leal/Zamora

La vaca sayaguesa parece ser la pieza clave para la recuperación del antepasado común de todas las vacas europeas: el uro.

La vaca de raza sayaguesa se ha convertido en la pieza clave para intentar recuperar un animal extinguido hace casi cuatro siglos: el uro, un bóvido salvaje muy parecido al toro, pero de mayor tamaño, antepasado común de todas las vacas europeas, que fue muy abundante en Europa central.


El último ejemplar superviviente, una hembra, murió en los montes de Polonia en 1627 por causas naturales después de que la presión humana fuese acabando con la especie a medida que transcurrían los siglos. Ahora, como ya lo intentaron los hermanos alemanes Heck en la década de los veinte, grupos de carácter conservacionista de Alemania, Holanda y Dinamarca pretenden conseguir un animal muy similar al uro, el ‘bos taurus primigenius’.


Más de una veintena de ejemplares de vaca sayaguesa se encuentran repartidos entre estos tres países para intentar conseguir dicho propósito. Los últimos son cuatro machos que viajarán próximamente a Dinamarca para ser la parte esencial del proyecto de recuperación del bóvido extinguido en la provincia danesa de Aalborg, al norte del país. Tres de los técnicos encargados de esta iniciativa han visitado Zamora para elegir en la misma comarca de Sayago, al suroeste de la provincia, los ejemplares más adecuados para su objetivo.


“Teóricamente podría lograrse este ancestro por retrocruzamientos pero genéticamente es muy complicado”, comenta José Emilio Yanes, veterinario y jefe de la sección de Sanidad y Producción Animal de la Junta de castilla y León en Zamora. “Técnicamente es muy complicado porque las características genéticas que debería tener el uro ancestral están formadas a base de muchos alelos que componen los genes y esto es muy complicado. Un genetista lo tiraría por tierra”, explica. “Lo que intentan es conseguir un animal muy similar a lo que fue en origen”, añade.


Perfeccionar el primer intento

En estos tiempos, pensar en recuperar una especie extinguida evoca inevitablemente los dinosaurios de la novela de Michael Crichton popularizados al máximo en el largometraje también titulado ‘Parque Jurásico’, de Steven Spielberg. Sin embargo, lo que parece ciencia-ficción del siglo XXI es, en el caso del uro, perfeccionar lo que ya intentaron los hermanos alemanes Lutz y Heinz Heck en la década de los veinte del siglo pasado. Ellos cruzaron vacas de diversas razas autóctonas de varios países de Europa para lograr un animal parecido al antiguo uro. El resultado de esos cruces es una nueva raza, un animal grande, robusto, de largos cuernos y pelo negro que en muchos zoológicos de Europa muestran bajo la denominación genérica de ‘uro’.


Siete décadas después, a mediados de los noventa, un grupo conservacionista alemán puso en marcha un nuevo intento al comprobar que el bóvido logrado por los Heck no era un animal silvestre, sino que tenía formas domésticas. Se dieron cuenta de ello al comparar la figura de estos ejemplares con los bóvidos que aparecen en pinturas rupestres y medievales, por lo que decidieron volver a intentarlo.


“Descubrieron en un libro holandés escrito en inglés que había una vaca, la sayaguesa, que tenía una morfología muy similar a lo que debía de ser un animal salvaje, así que decidieron empezar a cruzar los bovinos de Heck, los uros –que llamaban- con la vaca sayaguesa”, señala Yanes. Los investigadores alemanes llevaron a su país los primeros ejemplares de raza sayaguesa en 1997 y tras ellos, lo hizo un grupo de ganaderos holandeses con el mismo fin: conseguir un animal parecido al ancestro de las vacas europeas.

Semejanza morfológica

Ahora, Dinamarca da un giro a su intento tras conocer la raza sayaguesa a través de Alemania. “Lo intentamos incorporando hembras de lidia pero los ejemplares resultantes son muy agresivos y ha habido que sacrificarlos. Además, el tamaño es distinto”, apunta Jens Vinge, ingeniero de bosque y paisaje. Los promotores del proyecto en el país danés empezaron a importar ejemplares de bovino de Heck cruzados con vaca sayaguesa desde Alemania en el año 2003 pero necesitan corregir el animal resultante y, para alcanzar este fin, es esencial la raza autóctona de la provincia de Zamora. “Para mejorarlas tenemos que importar más sayaguesas con el fin de lograr la morfología corporal, la cornamenta y los colores de la piel del uro”, indica Vinge.


Y es que la vaca sayaguesa es una de las pocas razas europeas que quedan con un tamaño elevado y con características morfológicas muy parecidas a las de los bóvidos representados en las pinturas rupestres. “La vaca sayaguesa aporta su gran tamaño, porque es un animal muy grande; su característico pelaje oscuro con una línea marrón sobre el lomo, como tenía el uro, y la forma de los cuernos, que apuntan hacia delante, a diferencia de la cornamenta de la Heck, que es muy abierta”, subraya el técnico danés.

Fin medioambiental

El intento de recuperación del uro puede parecer a simple vista un proyecto sin demasiado sentido. Sin embargo, detrás de las iniciativas puestas en marcha en los tres países europeos se encuentra un gran componente medioambiental porque tras la recuperación del uro viene la recuperación de terrenos forestales. El proyecto que pretenden llevar a cabo los técnicos de Dinamarca “servirá, por una parte, para cruzar estas vacas que se parecen mucho al uro con el fin de intentar conseguir recuperar el ‘bos taurus primigenius’ y, por otra, para mantener el paisaje de la zona, situada junto al mar”, según explica Jens Vinge.


“Los conservacionistas europeos lo tienen muy claro. Si hay que recuperar terrenos lo hacen mediante razas autóctonas ancestrales o mediante algo que sea emblemático y ahí entran el uro y la sayaguesa”, apunta José Emilio Yanes. La explicación resulta bastante sencilla: “Al ser animales rústicos, comen todo tipo de pastos. Aprovechan lo que no aprovecha ningún otro animal; de ese modo, limpian el bosque”, señala el veterinario zamorano.


Raza ancestral


Yanes considera muy importante que “una vez más, alguien en Europa –después de Alemania y Holanda- elija una vaca muy rústica y ancestral, de una raza autóctona española, que puede ser la base para la recuperación de un animal que es el antepasado común de todas las vacas europeas”. Quizás las propias características de su área de origen, de marcado carácter ganadero, en la que la vaca sayaguesa “ha estado anclada tradicionalmente”, hayan favorecido la conservación de “un patrimonio genético único en Europa, del que podemos estar muy orgullosos”, como destaca el técnico.


Aunque se encuentra en peligro de extinción, porque “quedan muy pocos ejemplares”, la asociación nacional de criadores de esta raza autóctona trabaja desde hace más de una década para llevar a cabo un programa de recuperación que la mantiene. En este sentido, El veterinario zamorano recuerda que “los verdaderos mantenedores de la vaca sayaguesa son los ganaderos de Sayago” y asegura que la raza “tiene unas perspectivas estupendas porque ahora mismo hay en marcha unos proyectos muy interesantes que se desvelarán en un futuro próximo”.

Visto en www.heraldodesoria.es

Autor: Juanma de Saá. Zamora


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